Cada vez que alguien trata de aprobar una materia o finalizar una carrera puede concebir dos maneras diferentes de canalizar la energía puesta al servicio de ese fin.
Estudiar por Obligación
La obligación de lograr buenas notas para agradar o cumplir con alguien es generalmente una vía cargada de peso psicológico que lleva a una situación de stress.
Por otro lado, si logras tener dimensión de los beneficios a modo personal que te generará ser un buen alumno en diferentes ámbitos de tu vida, ya sea mejor futuro, premios académicos o ser considerado por los profesores y pares para diferentes e interesantes proyectos, el camino será mucho más sencillo.
Cómo amenizar el estudio
Pactar contigo mismo una recompensa por obtener buenas notas no está nada mal. Es tan solo una motivación extra que, totalmente contrario a la presión de obtener buenas calificaciones de manera obligatoria, te condicionará de forma amena a lograr metas y objetivos con el específico fin de auto “mimarte”, premiando tus buenas actuaciones en el ámbito escolar.
Es normal que muchas veces priorices cosas que son más divertidas que el estudio, pero es una sensación pasajera de feliz tranquilidad. Estudiar te puede resultar totalmente aburrido, pero hay razones para que no lo sea. Hay una gran realidad y es que el tiempo libre restante de las horas de estudio será disfrutado mucho más que el que tienes normalmente. Te sentirás satisfecho y en muchos casos te darás cuenta de que cuando domines un tema, muchas veces te terminará agradando.
Existen probados casos de personas con un alto nivel intelectual y que terminaron siendo claves para la historia de la humanidad que en sus inicios fueron pésimos estudiantes; pero su secreto fue aprender a utilizar las técnicas justas, adecuar el estudio y ser persistentes.
Y recuerda, ¡tú puedes! Sólo debes encontrar la manera más cómoda de hacerlo, fundamentalmente para agradarte aún más a ti mismo.