Saltar al contenido

Einstein como Universitario – Oficina de Patentes y Gestación de la Teoria de la Relatividad

    Albert Einstein estaba en el Instituto de Física de Aarau, Suiza. El Instituto de Física era reconocido dentro del círculo influyente de la sociedad. Weber y Siemens eran de la misma escuela. Sin embargo, alumnos e ingenieros realizaron manifestaciones contra las clases de matemáticas, acusando a sus profesores de ser demasiado abstractos. Albert comprendía las protestas y los apoyaba y no pasó mucho tiempo antes de que se rebelase contra sus profesores. Sus profesores sabían de su gran conocimiento e inteligencia, pero no aceptaban su rebeldía y prepotencia. Einstein no aceptaba críticas y tampoco le gustaba reconocer jerarquías, ausentándose a clases y conferencias.

    Con ahorros, Einstein tramita la ciudadanía suiza. Luego, en 1903, se casa con una matemática serbia llamada Mileva Maric. Se codea con políticos revolucionarios como Trotsky y Lenin, entre otros. Su ayudante de Física lo introduce en el socialismo revolucionario.

    Las leyes de la física habían estado regidas, los últimos 200 años, por las Leyes de la Mecánica de Newton. Sin embargo, estas leyes eran difíciles de adaptar a los conceptos de magnetismo. Por supuesto, lo que le llamaba más la atención a Einstein era la física eléctrica y electrodinámica. El electromagnetismo lo fascinaba, en especial la relación con la velocidad de la luz y con las mediciones eléctricas y magnéticas. Para él, todo esto era una gran revelación.

    Alrededor del 1871, se descubre que los fenómenos de la luz y el calor daban motivos para pensar que existía un medio etéreo que llenaba el espacio e impregnaba los cuerpos. Era el famoso éter, sin embargo, después de 40 años de debates, estudios y contradicciones, Albert Einstein tras varios experimentos donde casi pierde la vida, llega a una conclusión importante: Si la luz es una onda de éter inmutable, y uno se sentara sobre esa onda con un espejo en la mano, la luz no se movería respecto de uno, por lo tanto no podría llegar al espejo para ser reflejada nuestra imagen.

    Finalmente, Einstein declara que en realidad, no importa cómo la luz viajase de un lado al otro, su imagen no debería desaparecer. Una persona desde la Tierra vería a la luz apartándose del rostro de Albert al doble de la velocidad normal, lo cual no tenía sentido, ya que la luz al apartarse del rostro de Albert, debía ser siempre la misma para el observador que mirase desde la Tierra, sin importar a qué velocidad estuviese yendo él. Esto lo llevo a un círculo sin salida. ¿De qué forma podría él demostrar que la velocidad de la luz era la misma tanto para el observador en movimiento como para el que estaba ubicado en la Tierra? Para demostrarlo, se basó en el Principio de la Relatividad de Galileo Galilei.

    Vínculo externo: http://www.biografiasyvidas.com/monografia/einstein/